Un ecosistema autosuficiente diseñado para imitar un bosque natural mientras produce alimentos

A diferencia de las granjas convencionales, que requieren insumos y mantenimiento constantes, los bosques de alimentos trabajan con la naturaleza, fomentando la biodiversidad, enriqueciendo el suelo y reduciendo el uso de agua, todo sin necesidad de pesticidas ni fertilizantes sintéticos

¿Por qué elegir
un bosque de alimentos?

En el clima mediterráneo de Valencia, donde el agua es un recurso valioso y los veranos pueden ser abrasadores, los bosques de alimentos ofrecen una solución poderosa para la producción sostenible de alimentos. Al incorporar diversas capas de árboles, arbustos, hierbas y cobertura vegetal, crean microclimas que retienen la humedad, mejoran la fertilidad del suelo y fomentan la presencia de insectos beneficiosos.

Un bosque de alimentos bien diseñado:

  • Produce alimentos saludables y llenos de nutrientes
  • Elimina la necesidad de pesticidas al fomentar un ecosistema equilibrado donde los depredadores naturales controlan las plagas.
  • Regenera el suelo mediante la acumulación de materia orgánica y el uso de plantas fijadoras de nitrógeno.
  • Utiliza el agua de manera eficiente al proporcionar sombra, reducir la evaporación y mejorar la retención de agua.
  • Aumenta la biodiversidad al ofrecer hábitat para polinizadores, aves y otras especies silvestres.
  • Crea resiliencia a largo plazo frente a la sequía y las condiciones climáticas extremas.
¿Cómo funciona un

En un bosque de alimentos, trabajamos con la naturaleza en lugar de en su contra. En lugar de plantar un monocultivo de plantas anuales, utilizamos una gran diversidad de plantas perennes y árboles que benefician directa o indirectamente tanto a las personas como a los animales. Al igual que en el borde de un bosque, trabajamos en capas

¿Cómo funciona un bosque de alimentos?

  1. Capa del dosel – Árboles frutales o de frutos secos altos, como almendro, higuera o algarrobo.
  2. Capa intermedia – Árboles frutales más pequeños, como granado, caqui o cítricos.
  3. Capa de arbustos – Arbustos como romero, lavanda y grosellas.
  4. Capa herbácea – Hierbas culinarias y medicinales como tomillo, orégano y albahaca.
  5. Capa de cobertura del suelo – Plantas como tréboles o fresas, que ayudan a retener la humedad y suprimir las malas hierbas.
  6. Capa de raíces – Tubérculos comestibles como ajo, cebolla y batata.

Capa de enredaderas – Trepadoras como uvas o kiwis, que aprovechan el espacio vertical. 

Cada capa tiene su propia función en el ecosistema: proporcionar sombra, fijar nitrógeno, proteger del viento, producir biomasa, atraer polinizadores, etc. Con el tiempo, el suelo se vuelve cada vez más fértil, y el bosque finalmente se autosostiene sin necesidad de grandes insumos de fertilizantes artificiales, pesticidas ni maquinaria pesada.

Otras iniciativas que nos inspiran